(pic-nic),
en dos horas (1.500Cfa.), a través de una de las mejores carreteras del
país por la que he circulado hasta el momento pero con algunos baches que obligaba a esquivarlos reduciendo en muchas ocasiones la velocidad. La verde espesura del bosque que llega
hasta la carretera es asombrosa. Los montes cercanos, igualmente cargadísimos
de vegetación y altísimos árboles, hace aún más atractivo el trayecto.
Lamentablemente se sigue viendo camiones transportando grandes troncos,
consecuencia del lucrativo negocio maderero.
Pasamos cuatro controles policiales bastante rápidos y sin tanta tensión
como en otras ocasiones, y llegamos al mercado de Kye Ossy mientras
comenzaba a caer las primeras gotas de lo que iba a ser una intermitente lluvia durante toda la mañana. Era la segunda vez en todo el viaje que me caía agua encima,
siendo necesaria una breve espera en una cafetería mientras tomaba un café, recordando que las lluvias inoportunas siempre me han traído mala suerte cuando
viajo.
Para ir a Inmigración donde sellan la salida del país en el pasaporte hay que subir a un MotoTaxi y dirigirse al edificio policial situado a varios cientos de metros del mercado. Allí, unos agentes sentados muy sosegadamente sobre banquetas de madera en la entrada me recibieron cordialmente. Uno de ellos recogió mi pasaporte y me pidió que lo acompañara a su oficina. Aquí todo fue muy rápido, sin preguntas, ni revisión de mochilas, ni nada más.
Maravilloso.
Como ya me habían visto llegar (soy un blanco perfecto!), un taxista
esperó que concluyera todo el proceso para ofrecerse a llevarme hasta Bitam,
la ciudad gabonesa más próxima a la frontera. Negociamos el precio del trayecto
por que era un taxi compartido y sólo viajaría yo. De 8.000Cfa. que me pidió primeramente tras unos minutos de negociación lo bajó hasta
4.000Cfa.. No tenía otra alternativa. Parece ser que en MotoTaxi, que es lo más rápido y económico, no se puede realizar porque hay que pasar dos puestos de control más, a cinco metros uno del otro, donde queda reflejado por escrito la salida. En ambos me
pidieron dinero que igualmente me volví a negar a dar. Ya se me hace cansino
esbozar tantas sonrisas falsas para distender los tensos momentos provocados por estos
subnormales con la única finalidad de causar temor y miedos y tener que pagar lo que
pidan. Pero "me sabe" cuando les miro fijamente a los ojos mientras invado lentamente su "distancia social" y les digo que no tengo
nada que dar, que su embajada me ha insistido en no colaborar con la
corrupción!!. Siempre a sucedido que tras unos segundos de incertidumbre me devuelven el pasaporte,
que pillo y salgo raudo!. Sin mirar atrás, claro.
Lamentablemente no sucedió lo mismo con una anciana gabonesa que cruzaba
con una cesta de naranjas para vender en el mercado a la cual dos policías le
quitaron sin pena alguna cuatro o cinco para comérselas ahí mismo. Así se las gastan estos
"funcionarios del estado".
Una vez en el lado gabonés, tras conducir varios kilómetros por tierra de nadie hay que pasar
un primer control de entrada al país, donde también toman nota en un libro de
registro el pasaporte (pero no lo sellan), la reserva de hotel, el certificado de vacunación, y una corta charla amable.
Al lado del habitáculo policial varios vehículos sin identificación como transporte público
(clandós) esperan aparcados a los pasajeros que se dirigen a Bitan, la primera
ciudad, a unos 30kms. (1.000Cfa.) de la frontera. El taxista, muy astutamente, me
dejaría junto a uno de ellos, evitando de esta manera la segunda parte del
trayecto, ganándose así 3.000Cfa. en la operación. Tras discutir con él burdamente durante un rato esa trampa bien preparada, y viendo que ahí se había acabado el trayecto, introduje mis mochilas en
el maletero y esperé que llegaran otros viajeros para continuar el viaje.
En pocos minutos el taxi se llenó con los cuatro pasajeros que
viajaríamos a través de una excelente carretera, pasando otros cuatro controles
más donde tuve que mostrar el pasaporte sellado con el visado que me dieron en
Yaoundé.
Contemplar tanta vegetación que invade la carretera, y que en muchas ocasiones hay que esquivar, es un espectáculo. El olor a bosque se transformó rápidamente en
extraordinaria humedad y oscureciéndose de repente comenzó estrepitosamente a
llover. Bienvenido a Gabón!
El taxista fue dejando a los pasajeros cerca de sus viviendas y se detuvo frente al edificio de Inmigración. Le pedí que me esperase con mis mochilas en el vehículo para poder realizar el proceso administrativo y así igualmente intentaría evitar
el registro de ellas.
La sorpresa llegó cuando al entregar mi pasaporte la secretaria me pidió
"la Ficha", un documento que tenían que haber rellenado los
policías del primer control gabonés y no lo hicieron, ya que sin él no se podía entrar en el país. No me lo podía creer!!. Atónito e irritado tuve que tratar con el taxista para que me volviera a llevar al comienzo de toda esta "Operación
Visado!", con el consiguiente paso por todos los controles
nuevamente!, y finalmente regresar a Inmigración de Bitam con la puta
hoja escrita (se les había olvidado redactarla!), que no es otra cosa que un impreso oficial donde detallan otra vez más mis
datos personales y en qué hotel tengo reservada al menos una noche. Pues tenía
razón la secretaria de la embajada gabonesa en Yaoundé, que sin reserva
de hotel (la use o no) no me sellarían el pasaporte. Esa reserva, que me la
había realizado ella misma, ya la había yo anulado hacía varios días porque no
pienso llegar a la capital hasta dos o tres días antes de regresar a casa.
Finalmente, tras aportar fotocopia de la página principal del pasaporte
con mi foto, del visado y del billete de avión de salida del país pude
conseguir el tan "trabajado" Sello de Entrada.
Sin duda alguna, es esencial para viajar por estos países tener una mente
muy abierta, buen sentido del humor ante los encuentros policiales, ser amable
y considerado (incluso en situaciones frustrantes), tener mucha paciencia y que
la suerte esté de mi lado.
Si en principio iba muy bien de tiempo porque salí temprano de Ebolowa,
ahora había perdido demasiadas horas para continuar viajando el mismo día. Al
final tampoco fueron revisadas mis mochilas. Algo inusual en estos países
africanos (!).
He optado por quedarme en esta pequeña ciudad para descansar de tanto
agobio continuado y bajar las pulsaciones paseando relajadamente, aunque no
tiene nada interesante. Si acaso su amplio y vibrante mercado que abarca varias
calles con todo tipo de tenderetes (maquis), otras tantas de terrazas
para beber y oír música y algunos puestos llevado por mujeres (bédoumeuses)
de pescado y carnes al grill (grillades) o con donuts locales que
acompañan con judías en salsa, carne picada, ensalada... Para hacer bocadillos
(baguettes) con mayonesa, Piment (mejunje muy picante de pimiento
y hierbas.
Los hombres son más de parrilladas (grillades) de trozos enteros de carne, pinchitos
(brochettes), pollo cortado a trozos (coupé-coupé) salpimentado. Aquí ya no se venden las bolsitas de medio litro de agua, sino todo
embotellado. Y se nota porque apenas hay plásticos titado por las calles. Varios supermercados regentado por libaneses y mauritanos abastecen
también a la ciudad. Casi todo es más caro que en Camerún.
Me he quedado en Auberge des Voyagueurs (5.000Cfa./cama
doble/ventilador/baño compartido), uno de los mejorcitos entre los económicos.
Aproveché para plastificar las fotocopias en color de varias hojas de mi
pasaporte, como hago siempre, y así evito la continua manipulación del mismo en
los controles policiales, los hoteles donde hay que registrarse y el pago por
ventanilla de los billetes de viajes de las guaguas, minibús o estaciones de
trenes.
Continuando la carretera Nacional 2 dirección S., me dirigí
a Oyem, la siguiente ciudad, tras otro cinco controles de carretera,
para pasar igualmente otra noche, ver la ciudad y visitar su gran mercado que
es bastante peculiar "de poblado de carretera". Lo atraviesa una
calle principal que lo divide en dos. Hay muchos musulmanes atendiendo en los
negocios y parece que se mueve mucho dinero. También aquí todo es más caro.
He comprado otra tarjeta de teléfono para realizar la llamadas oportunas.
Me estoy quedando en el hotel JB (10.000Cfa./cama
doble/baño/ventilador) que me recomendó el taxista que me trajo, situado en el centro de la ciudad y cerca de muchos restaurantes
locales, .
Esta noche ha caído una gran lluvia que afortunadamente me cogió cenando
en un pequeño restaurant local. Estoy observando que la comida callejera gabonesa no se diferencia mucho
de los países anteriores. La mandioca, el arroz, el pescado ahumado, las hojas de mandioca, salsa de arachid (cacahuete), sigue siendo los principales sustentos,
así como pescado frito o al grill o carne en sus diferentes versiones
(frita, asada o en salsa).
Ahora con más conocimiento y viendo cómo se mueve este país mi siguiente
plan será atravesarlo de Noroeste a Sureste en diferentes medios de transportes, hasta Franceville, haciendo algunas
paradas durante el trayecto.
Y la primera será en el Parque Nacional de la Lopé y si tengo
suerte encontrar un guía local que me pudiera conseguir un vehículo 4x4 para pasar
varios días de safari en el interior del Parque. Aunque ésta no es la mejor
época del año para ver con facilidad grandes animales quiero probar suerte a
ver si sucede algo especial.