sábado, 16 de noviembre de 2019

Continuando al Sur

El tren camerunés es perfecto para moverse, si no con rapidez sí con seguridad y tranquilidad siguiendo dirección S., hasta Yaoundé o Douala. Es bastante viejo, poco cuidado y ruidoso pero adecuado para un país africano de las características de Camerún.
Tampoco se debe exigir mucho del vagón restaurante, aunque se puede comer o beber en condiciones aceptables, los precios son asequibles.
Fui en asiento de primera (17.000Cfa.) asegurando así que al menos el vagón no estuviese abarrotado de gente.
Es de admirar a las vendedoras que donde parásemos, y fuese las doce, las dos o las tres de la mañana, ahí estaban cargando sus productos para ofrecerlos a través de las ventanillas a los pasajeros. Casi igual sucede también en los lugares de paradas en las carreteras de gran afluencia de guaguas y taxis. 
Normalmente el tren suele realizar unos minutos de espera mientras suben o bajan pasajeros en los que se puede descender para comprar lo que se necesite. Las largas horas de viaje aburre y dan ganas de comer!.
En 13h. nos pusimos en Yaoundé (llegamos a las 8:30, hora prevista, algo inusual en este medio de transporte) y desde la estación un MotoTaxi me llevó a una de las tantas agencias de transporte que se encuentra en barrio Etoudi, a siete u ocho kilómetros, para subir a un MiniBus que me trasladaría a Bafoussan, al O. del país. 
La provincia del Oeste es la región más densamente poblada del país donde conviven mayoritariamente las comunidades bamileke y bamune, muy rural, de bellos paisajes montañosos y convenientemente conectada con Douala Yaoundé.
Tardamos 9 interminables horas a través de una carretera en pésimo estado, atravesando innumerables poblaciones, aldeas de hasta tres casas, ríos, grandes plantaciones y bosques de enormes árboles que definen la extraordinaria vegetación de esta parte del país.
Bafoussam es una enorme, caótica, polvorienta y sucia ciudad bamileké (la cuarta más grande), situada sobre los 1500mts. en los Montes o Macizo Bamboutos (un grupo de volcanes), en sí misma cero atractiva de cualquier manera. No tiene nada extraordinario que resalte excepto la localización del Palacio del Sultán de Bafoussan, y varios enormes mercados. En poblaciones cercanas destacan diferentes chefferies (emblemáticas y en ocasiones extraordinarias viviendas de los jefes de los clanes locales) con unas muy particulares tradiciones y algunas cascadas.
Me he quedado en el hotel Federal (10.000Cfa./cama doble, Tv, baño con agua caliente) cerca del mercado y su enorme zona comercial, en una avenida muy polucionada y ruidosa durante todo el día. Por las noches hace fresquito, y bastante más si ha llovido. Apenas hay mosquitos, y eso es de agradecer.
El Palacio del Sultán de Baffousam se encuentra en el mismo centro de la ciudad. Una enorme estructura de bambú y madera que llaman Chefferie (o casa del gran jefe de comunidad), con 800 años de historia de la realeza bamiléké. El rey se reúne ahí con sus notables -garantes de la tradición-, con sus ministros, políticos, administradores, y recibe los elogios de los habitantes de su comunidad. Como estos días no se encuentra en la ciudad, no pude conocerlo.
A primera hora de la mañana hablé con el encargado del hotel para consultarle dónde podría localizar a un MotoTaxi que me hiciera más sencillo y seguro visitar algunos poblados cercanos durante todo el día. Él mismo inmediatamente se ofreció acompañarme al mercado y en la parada de las motos nos entrevistamos con algunos de ellos para encontrar a uno que tuviera algo de conocimiento de la zona y fuera de confianza ya que hay, según el hotelero, "muchos bandidos en moto". En menos de una hora, tras fotocopiar en el hotel la documentación del MotoTaxi, y llenar el depósito de gasolina comenzamos el recorrido por las carreteras, que es de destacar el poco tránsito de vehículos.
La primera parada la hicimos en Bandjoun para ver el Palacio Real del Sultán, un recinto muy bien cuidado que destaca por la enorme Casa de la Palabra o Parlamento Bamilekéde peculiar arquitectura reconstruido en 2005 después de un devastador incendio, una choza de 25mts. de altura enteramente de bambú y madera tallada, tejado cónico de rafia sostenida por una cuarentena de columnas de madera tallada con diferentes figuras. Su interior diáfano se encuentra vacío de mobiliario y rodeado por un pasillo lateral con varias entradas. Se utiliza para reuniones, hacer justicia, decisiones sobre la sucesión al trono....
Tiene una peculiar tradición con relación al acceso del nuevo líder al trono y se caracteriza por que heredaría todo lo del anterior jefe, "incluso su mujer y a sus hijos". De ahí que, por ejemplo, el actual tenga 60 mujeres a su cargo.
Al lado se encuentra su vivienda y un museo etnográfico con más de 100 objetos de funciones religiosas, políticas y sociales de la cultura y arte bamileké como tronos reales con forma de leopardo o mono, coloridos taburetes hechos con madera y revestido de cauries (concha marina) o con hilos o piedras de colores, vestidos tradicionales con pedrería de los jefes anteriores, cerámicas, artilugios de labranza o pesca.... 
Más tarde continuamos unos 5kms por una carretera asfaltada para llegar a Baham, donde se encuentra su museo-palacio del s.XVII, uno de los mejorcitos de la zona pero se encontraba cerrado por ser domingo. Uno de los jóvenes que vive ahí me abrió la puerta de algunas estancias para que al menos pudiera observar algunos objetos y pinturas menos importantes.
El Museo Real de Baham cuenta la historia de este pequeño reino bamileké del s.XIV con una fascinante colección de tallas de madera, abalorios, telares, instrumentos musicales, armas y más objetos propiedad de los Notables de la comunidad que se usan aún en las ceremonias y rituales. Al lado una gran casa de bambú y techo de rafia (Casa de la Palabra) aún se utiliza para las reuniones de los miembros de la sociedad.
Durante el trayecto de ida y vuelta pudimos observar diferentes acontecimientos desde una larga marcha a pie de cientos de personas celebrando actos convocados por la chefferie local, asambleas políticas con bailes tradicionales en un pequeño poblado...
Otro día fui en MiniBus a Foumban, a 70kms., una pequeña ciudad situada entre colinas a 1200mts., considerada como "la ciudad de las Artes" y excelentes artistas, con una importante población bamoun,  para ver el Palacio Real del Sultán, construido en 1917, con una arquitectura única que recuerda a un castillo medieval de estilo barroco alemán y balconadas de estilo predominantemente musulmán, con maderas muy trabajadas y particularmente rico en historia y cultura Bamoun
Convertido también en museo de Arte, guarda interesantes objetos antiguos del s.XVII. En su interior destaca su amplo hall con sillones de la época para recibir a las autoridades, una habitación de los tronos del sultán, de la reina y de la reina madre y que aún conserva esa bucólica imagen de lo que ahí sucedía en un pasado no muy lejano. 
Toda la parte alta ha sido acondicionada como museo donde se exhibe algunos objetos interesantes de los anteriores reyes (desde 1394 han pasado 17 reyes dinásticos) y  cuenta la historia de una de las tribus más antiguas del África subsahariana.
Un poco más alejado se encuentra el Museo Bamoun de Arte y Tradiciones, atravesando la calle de los artesanos locales que producen y venden una gran cantidad de piezas tanto históricas como modernas: máscaras de madera, esculturas de bronce y madera, adornos corporales, cestería o incluso muebles.
El Museo, un edificio compartimentado en un hall y dos salas de exposiciones fue fundado en 1930 por un talentoso coleccionista. Es pequeño, pero vale la pena visitarlo ya que posee una rica colección de objetos de arte, bien valorados y se pueden observar muy de cerca, aunque separado por cordeles. Una guía se ofrece para descifrar el significado de toda una llamativa colección de esculturas, máscaras de arcilla, instrumentos musicales, un xilófono tallado, jarras destinadas a calentar el vino de palma y de rafia, utensilios de cocina, numerosos gongs grabados ofrecidos por el rey a los notables en recompensa por su valentía en la guerra, pipas gigantes (algunas miden hasta dos metros) en bronce o en terracota. En sus fundas esculpidas figuran sapos, símbolo de fertilidad, arañas, símbolo de la paciencia y el trabajo o de la sabiduría, monos o serpientes de dos cabezas. Los bamum conocían los secretos de la forja mucho antes de la llegada de los alemanes. 
Numerosos frescos esculpidos recuerdan las guerras contra los fulbé (peul) y las escenas tradicionales de la vida bamum: guerra, matrimonio, ceremonias reales.
La sala anexa reconstruye las habitaciones de una típica casa bamum: la cocina, la sala del retorno de la guerra, el dormitorio de un notable y su cama con rueditas recubierta con una sábana de corteza y muchos detalles más.
 Al concluir hay que inscribirse en un libro y se paga la voluntad
La Mezquita y su mercado, especialmente activo los miércoles y sábados, son otros de los atractivos de esta pequeña ciudad.