domingo, 15 de diciembre de 2019

Y al final... la Playa!

A través del hotel Buké Buké pidiendo un taxi por teléfono para ir a la estación de tren el precio del "course" es 2.000Cfa., sin embargo los taxistas desde el centro de la ciudad o desde el carrefour (o Cruce) Poto Poto, muy cerca de donde me he quedado estos días pasados, se afanan en pedir el doble, o más.
Nuevamente me ha tocado subir al Express. Esta vez salimos con 45min. de retraso, que iría aumentando progresivamente mientras realizaba las paradas en las diferentes estaciones, y aunque he visto muy pocas cucarachas, la climatización sigue siendo exageradamente fría, y los empleados con muy pocas ganas de trabajar. Nada cambia en esta compañía. Estoy observando una enorme apatía en muchos gaboneses, y más en las mujeres que supongo que la pesada carga familiar influye enormemente en ellas, a cualquier hora del día.
Como el tren se detuvo en Ndjolé a las 7 de la mañana, una hora bastante apropiada considerando que la hora prevista era las 4, aproveché para bajarme y dirigirme a Lambaréné, una ciudad bastante peculiar.
Un taxista esperaba a los pocos pasajeros que se dirigían hasta N'djolé (7.000Cfa.) y me indicó en que vehículo dejar mis mochilas mientras iba en busca de otros para llenar las otras trtes plazas. Aunque en seguida se me acercó un tipo con quien había estado hablando unos minutos en el tren para decirme que un coche venía a buscarlo y que podríamos ir juntos con otro pasajero hasta Lambarené. Se trataba de un trabajador de una compañía de telefonía de Gabón con la ranchera, nueva, climatizada y espaciosa, de su empresa. Lástima que fuera un terrible conductor. Llegué tan mareado que tuve que acostarme unas horas para que se me pasara!. Aunque la carretera se encuentra en mal estado en diferentes partes del recorrido, la velocidad con la que íbamos (en dos horas y media hicimos los 200Kms. atravesando hermosos bosques tropicales), las curvas, los baches, los agujeros, partes sin asfaltar, el barro y el simplón al volante, el trayecto se me hizo interminable!.
Me he quedado en la Misión de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, en isla Lambaréné, un remanso de paz, amplio y muy limpio, a trescientos metros del puente que cruza a la otra parte de la ciudad y a quinientos de la Gare (Estación) de vehículos de transporte público que van a Libreville. También hay varias compañías de embarcaciones que van a varias ciudades a través del río Ogooué. Una de ellas es Port Gentil, la rica tierra de los petrodólares (de expatriados y africanos).
Había venido a esta ciudad para intentar encontrar una embarcación para pasear por el Lago Zilé o por el Lago Azingo, los dos de más fácil acceso, para observar la avifauna que allí habita. Hay otros más interesantes pero se necesitan varios días (acampada incluida) pero no era en estos momentos de mi interés por falta de tiempo.
Sin embargo me comentaron que hay que tramitarlo todo 24h. antes para buscar la embarcación apropiada y poder comprar el combustible necesario para las horas de navegación. O hablar con cualquier pescador o canoísta que traslada a vecinos con mercancía de orilla a orilla para realizar una visita mucho más corta, aunque esta última opción no me convenció porque esta gente no entiende en absoluto sobre vida silvestre en los bosques. Y no estoy yo últimamente para malos entendidos. Es más, muchos de ellos se internan en las islas, lagos o por los bosques del río a cazar. Poco amor a la naturaleza se les supone.
Por lo tanto, como tan solo me quedaban cuatro días para concluir el viaje (tres de ellos lo tenía previsto entre Libreville y la playa) me fue imposible realizar la navegación así que me centré en pasear por esta ciudad divida en tres (Riviera Derecha, Riviera Izquierda e isla Lambaréné), por el caudaloso río Ogooué.
Hace muchísimos años este río a su paso bordeó por ambos lados una gran porción de tierra quedando junto a otras más pequeñas en el centro del mismo. Con el tiempo se fue poblando y hoy día dos puentes la une con las otras partes de la ciudad.
Sin duda alguna es la más limpia y tranquila de las tres. Las otras dos, aunque sucia y algo polvorienta, se puede pasear tranquilamente a través de sus calles que están bien asfaltadas.
Pero esta "triple ciudad" lleva bastantes días inundándose a consecuencia de tanta agua que el río lleva debido a la cantidad de lluvia que sigue cayendo. El nivel está subiendo poco a poco y las casas y calles cercanas a la orilla están completamente anegadas.
Sin embargo la electricidad se corta constantemente. Muchos negocios y casas tiran de grupos eléctricos para tener corriente.
Las carreras (course) en los taxis cuesta desde los 100Cfa., por lo que llegar a cualquier punto es sencillo rápido y económico. 
Desgraciadamente, el regreso a Libreville ha sido lo peor de todo el viaje. Si en su momento me avisaron de los peligros o del mal estado de ciertas carreteras de Gabón para no viajar por ellas, la carretera Nacional 1, arteria principal del país para el movimiento de ciudadanos y mercancías por todo el Sur y Sur-Este, se encuentra en un estado caótico. No tenía constancia de ello porque nadie me lo había advertido. Ni siquiera el chófer del clandó se imaginaba lo que nos íbamos a encontrar. Luego me comentó que no era taxista profesional sino un vecino que quería aprovechar que iba a Libreville para conseguir pasajeros y ganar algo de dinero.  Normalmente los chóferes esperan sentados en cualquier lugar que un "busca-pasajero" vaya pregonando el destino mientras llega la gente necesaria para llenarlo y ganarse así unos francos.
Parece ser que cada día que pasa, entre las lluvias y los enormes camiones -cargados con mercancías, contenedores, troncos de árboles-, las guaguas, los todo-terrenos..., se encargan de deteriorar las carreteras muy rápidamente y que unido a la pésima inversión en adecentarlas está llevando a la pérdida de movilidad y de calidad de vida de los propios gaboneses.
En total más de seis horas para recorrer los 196Kms. entre Libreville y Lambaréné. Para no creer lo que vimos y sufrimos los cuatro pasajeros que íbamos junto al chófer. De suerte que no nos quedamos dentro de alguno de los profundos socavones, varios de ellos completamente embarrados. Ni rompimos motor como muchos de los camiones que se encontraban detenidos. En tres ocasiones tuvimos que descender todos para que el coche no rozara la carrocería. Hasta una enorme guagua se quedó atascada en medio de la carretera sin poder continuar a su destino dejando a los pasajeros "en tierra" esperando que fuera solucionado!.
Pasamos cuatro controles de carretera y asombrosamente en ninguno nos pidieron identificarnos. El chófer les decía que llevaba a "su familia" a la capital, y sin mediar más palabras nos daban vía libre para continuar.
La entrada a Libreville es muy parecida a casi todas las capitales de esta parte del continente: del verde del bosque se pasa a las polvorientas y sucias vías donde los mercados más populares rodean las estaciones importantes de transporte público, acumulación de basura de todo tipo, incluso humeantes tras prenderles fuego, infinidad de puestos, tiendas, gente cruzando o descendiendo de otros vehículos que ralentizan y hacen caótico el tráfico....
Al menos, dentro del precio, que pagué incluía la colaboración del chófer en la búsqueda entre tantos cruces de calles y rotondas próximas a la Maison Libermann, el lugar prácticamente más económico, limpio, seguro y céntrico de Libreville, donde me quería alojar ese día. Casi nadie la conoce por lo que tuve que caminar algo perdido hasta dar con unos jóvenes que le sonaba más por Missión Catholique (fue una antigua Misión que hospedaba a misioneros y ahora lo hace también a extranjeros) que alquila habitaciones (desde 14.000Cfa./Cama doble, baño, una pequeña sala con una mesa grande y varias sillas y ventiladores de techo, o a 28.000Cfa. climatizada).
Como llegamos al atardecer, exhaustos, y tras una ducha, el corto recorrido que pude hacer fue para pasear las pocas horas de sol que me quedaban alrededor de la finca que se encuentra en el bulevar Bessieux, en barrio Mont-Bouet (antiguo barrio de la Gare). Una vez bien posicionado, es sencillo de encontrar.
Aunque la ciudad es enorme, con la cantidad de Taxis-Bus (miniBus de 15 pax.) y Taxi-Brousse (coche de 4 pax.) que se mueven por sus calles es fácil y económico llegar a cualquier punto de la misma, con paciencia claro.
Al anochecer, mientras cenaba en uno de los puestos cercanos una copiosa lluvia me hizo cambiar de plan y regresar pronto al hostal sin poder observar la colorida y ajetreada vida nocturna capitalina.
La mañana siguiente fue para pasear entre las calles de Mont-Bouet y barrio Petit París donde se encuentran algunos mercados callejeros con muchísima animación, bullicio y color. Caótico como todos.
Días atrás había telefoneado al hotel Tropicana y reservado una habitación (25.000Cfa./Cama pequeña, baño y climatización. Las otras habitaciones desde 30.000Cfa. cama doble) a 10min. del aeropuerto caminando y a 11Kms. de la capital, situado en un enclave excepcional de playa de arena dorada, palmeras, terraza sobre la arena y gente tranquila que suele ir los fines de semana a disfrutarlo en familia o con amigos.
El viernes, penúltimo día de viaje, me dirigí en taxi (1.000Cfa.) hasta allí mientras caía una estrepitosa lluvia que apenas me permitió observar a través de las ventanas el recorrido.
Este hotel-restaurant de playa es un clásico entre los hoteles de la zona y para los expatriados que viven o vienen a la capital. También de algunos de los militares que tienen sus cuarteles alrededor del aeropuerto.
Comer no es caro y la calidad es bastante buena, tanto del servicio como de los platos del menú que sirven. Aunque cerca hay otro restaurante algo más económico, las vistas, el sonido y el olor a mar desde la terraza o las sombrillas de madera y rafia mientras se bebe o se come es insuperable.
Al lado, un bar más cutre pero también en primera línea ofrece música y bebidas más económicas.
La playa es bastante larga y el mar es tranquilo porque se encuentra en el estuario de Libreville, en una bahía protegida por la larga punta de Port Gentil. Aunque no muy limpia ya que cuando hace algo de viento la "basura flotante" llega hasta su orilla.
Los días no han estado muy buenos, ha seguido lloviendo en ocasiones con algunas salidas del sol durante unas pocas horas como para disfrutar del entorno.
Como el avión de vuelta no salía hasta las 6 de la mañana y debía estar en facturación a las 03:30, he cogido la habitación por dos noches, aprovechando también para dormir hasta poco antes de la presentación en el aeropuerto. Un aeropuerto pequeño y muy moderno, en la misma avenida de la costa donde es muy sencillo coger taxis a cualquier hora del día o la noche y con cualquier dirección. Solo hay que decirle al taxista a través de la ventanilla (como se hace en casi todo el país) el precio y lugar que se quiere ir. Éste, si le interesa, toca el claxon mientras hace un movimiento de cabeza aceptando, o mira mal y continúa sin más.

Pues éste ha sido el final del viaje por Gabón. Un viaje con muchísimos contratiempos e imprevistos. Con historias difíciles de entender pero reconociendo que África es un destino diferente y duro que hay que saber llevar.
Adaptarse a los acontecimientos diarios depende sencillamente del nivel de aceptación y experiencias que queramos tener. La paciencia es el arma principal a tener presente en cualquier momento, con la seguridad que funcionará casi siempre obteniendo con ello nuevas aventuras que contar cuando alguien pregunte... "y África (vale para cualquier país), cómo es?"
Sencillamente, ve y vívelo como lo viven los africanos. Te sorprenderá!

martes, 10 de diciembre de 2019

Al otro Extremo del País


Para llegar a Franceville desde Bakoumba he subido a un MiniBus hasta Moanda (1.000Cfa/75min.) y luego otro a Libreville (1.500/pago por la mochila/1h.).
Las escenas que se han sucedido durante el recorrido han sido bastante interesantes: zonas boscosas a ambos lados de la carretera, sabanas inmensas completamente verde debido a tanta lluvia que ha estado cayendo durante las noches pasadas y alguna que otra mañana, pequeñas comunidades de viviendas de madera y techos de metal corrugado cuyos vecinos se ganan unos francos vendiendo al borde de las mismas piñas, taro o vegetales variados procedentes de sus plantaciones familiares. También se ven algún que otro animal salvaje colgados en estacas. Aquí gusta mucho la "carne del bosque" y aunque está prohibido cazarlos para la venta aún se sigue realizando. En la cocina gabonesa entra también esa clase de carnes (monos, antílopes, pingolines, gatos salvajes, puercoespines, serpientes...) que tanto gusta a un sector de la población, como sucede en Guinea Ecuatorial. Incluso en Camerún.
Me estoy quedando en el Complejo hotelero Buké Buké (15.000Cfa./cama doble, baño, Tv y climatizado, aunque su precio es 22.000Cfa.) a orillas de río Mpassa y a poca distancia del Mercado (ahora en obras por la construcción de un gran inmueble) en la zona comercial Potos que tiene muchísimo movimiento, aunque a las 7 de la noche todo está cerrado a excepción de los locales de bebidas alcohólicas, con su música a todo meter.
La ciudad, la tercera más grande del país, está ampliamente distribuida entre colinas muy arbustas y zonas bajas verdes, con amplias calles pero con un servicio de transporte algo complicado y escaso.
Los MiniBuses y Clandós (taxis particulares sin identificativos) son los encargados de mover a sus vecinos que se acercan a los mercados y tiendas en búsqueda de los productos necesarios para sus día a día. Los trayectos (200 Cfa.) se tienen que hacer por zonas. Por ejemplo, si quiero ir de Potos a la Estación de Tren (que se encuentra algo alejada del centro, junto al estadio de fútbol que se construyó expresamente para la copa de Africa 2017no hay transporte directo, debiendo cambiar de vehículo en el cruce que baja hacia ella. O pagar "un course" (trayecto) al taxista para que me lleve directamente. O un "semi-course", es decir, pagar la mitad y permitir que vaya recogiendo más gente por el camino. Muchos taxistas se niegan a realizarlo así porque no se puede segurar que hayan pasajeros con ese destino final. Resulta muy duro negociar con ellos. Tienen claro que quien va a la estación va a pagar el trayecto entero.
Una visita que no quería dejar pasar fue llegar hasta Poubara, una pequeña localidad a 40Kms. conocida por la elaboración de un puente de más de 12.000 lianas y de algo más de 50mts. de largo suspendido sobre el río. Cada año es sustituido por otro nuevo, ejecutado en algo más de un mes, por los descendientes de la comunidad Moussikoue de la región del Alto Ogooué.
La mejor manera de llegar hasta allí es en taxi alquilado por unas horas. (25.000Cfa./4h.), porque el servicio de transporte es escaso y sin servicio mínimo ya que no son muchos habitantes los que allí viven. La carretera en esa zona está hecha un asco, con muchísimos baches, agujeros y zonas inundadas, y eso aumenta notablemente el tiempo de conducción a casi una hora y media haciendo muy molesto y pesado el trayecto. 
Los paisajes que atraviesa son bastantes llamativos pues el campo está muy verde y los parches de frondosos bosques dan un contraste particular a los montes y valles de esta zona del país.
Caminar por el puente cuesta 5.000Cfa. que hay que pagar en una terraza sobre el río una vez cruzado. El sendero hacia la Cascada Poubara (10min.), aunque no está indicado es sencillo de seguir.
Cuando el domingo por la mañana he ido a comprar el billete de tren para viajar esa misma noche ha sucedido algo que no podía imaginar: estaban todos vendidos desde hacía varios días hasta el lunes inclusive!. Nadie ha sido capaz de explicarme lo que ha sucedido este fin de semana pero parece que todo el país quiere viajar a la vez, incluso los billetes de aviones estaban igualmente vendidos, no pudiendo salir de otra manera de Franceville, desaprovechando en mi caso varios días del viaje.
Aún así continúan las inesperadas incidencias! Esto es un "sin parar"!
En mi plan inicial estaba regresar a Lastourville y recorrer por la carretera Nacional 6 todo el Este-Sureste hasta Ndende y desde allí decidir la siguiente ruta: Tchibanga - Mayumba - Sette Cama (Parque Nacional) o Mouilla - Lambarené - Libreville, dependiendo del tiempo que me quedara. Pero me recomendaron que no lo intentara ya que esa carretera está ahora en un pésimo estado, más aún estos días de intensas lluvias, y posiblemente no encuentre transporte por esa zona del país, pudiendo quedar retenido varios días más en cualquier lugar.
Desde que he comenzado este viaje no he hecho más que cambiar los planes iniciales (nunca me había sucedido algo así). Aunque mi lema siempre ha sido: "los planes están hechos para ser cambiado", viajar por esta parte de África no es sencillo y hay que estar dispuesto a todo. Si se tiene el suficiente tiempo, evidentemente.
Entonces, lo siguiente que voy a hacer esta noche, dependiendo de la hora que el tren hacia Libreville pase por Ndjolé (espero que no sea antes de las cuatro de la mañana), es bajarme allí y continuar el viaje hasta Lamberené por carretera (el tren no pasa por esta ciudad), para quedarme unos días allí, y sería la última ciudad antes de concluir en la capital, destino final de este viaje por Gabón.
InshAllah 

lunes, 9 de diciembre de 2019

COMER EN GABON


Observando los diferentes tipos de comidas por las calles no he notado mucha diferencia entre estos últimos países que estoy recorriendo.
Aunque en Gabón escasean los puestos callejeros predominan los restaurantes locales con mesas grandes para compartir con otros clientes y donde las televisiones "de plasma" son, en todo momento, el sonido ambiente de fondo.
La Mandioca, la banana y el Plantain (Aloco) al vapor, sancochadas o fritas, el Arroz blanco (o amarillo al estilo senegalés) siguen siendo los principales acompañante del pescado, las carnes o las hojas de tubérculos (feuilles), la okra o la berenjena.
La mandioca es la base de la cocina subsahariana. De ella se utiliza la raíz, sobre todo en forma de tapioca para guisarla o de harina para preparar fufú. Las hojas de mandioca se consumen en casi toda África formando una pasta verde mezclada con cebolla, ajo y guindilla, casi siempre preparado con aceite de palma, consiguiendo ese sabor tan particular de esta parte del continente.
La cocina gabonesa es de las menos variada, menos elaborada y menos típica de toda esta zona del oeste de Africa. Es una cocina más familiar y pobre en elementos culinarios.
La influencia francesa es visible principalmente en los nombres de los platos (en francés), en las cestas repletas de barras de pan (baguettes) que llenan las esquinas o bordes de algunas calles concurridas de las zonas comerciales durante todo el día, y la cantidad de dulcerías o panaderías (boulangerie) que se pueden encontrar.
Los desayunos suelen ser muy básicos: baguette con mantequilla o crema de cacao, con espaguetis o con tortilla de espaguetis, de ensalada variada (con exquisito aguacate local), de frijoles en salsa o carne picada.
Aunque muchos prefieren arroz con pescado carne en salsa para desayunar. No faltan los envases de Piment, un mejunje de aceite, pimienta muy picante y especias, de Soya o de Mayonesa.
Acompañado con café negro o descafeinado con leche condensada.
Las Bédoumeuses (o cocineras de los puestos) también tienen su hueco en las calles más transitadas de cualquier lugar del país. Elaboran más tradicionalmente las comidas que sirven en bolsas plásticas o papel de aluminio para llevar. También se puede comer junto al puesto mientras se observa como lavan en cubetas los platos y cubiertos usados anteriormente, nada higiénico.
Los maquis o restaurantes africanos se llenan a cualquier hora del día, pero a las 6 de la tarde recogen todo y no sirven más. Es ahí es donde se pueden encontrar los platos más elaborados.
El aceite mas utilizado sigue siendo el de palma que venden en los mercados en bolsitas de plástico o en las tiendas en envases de diferentes tamaños.
La mayoría de las carnes consumidas en Gabón viene de fuera, congelada y con muy mal aspecto. En los mercados es donde posiblemente más carne fresca y poco higiénica se puede encontrar. Los olores de los puestos indican su estado. Y la cantidad de moscas, claro.
Toda la carne que he comido, por supuesto de dudosa procedencia, no me ha afectado en ningún momento, por lo que puedo suponer que ha sido bien cocinada (microbios eliminados!).
Al igual que los ecuatoguineanos a los gaboneses les gusta mucho la carne de los animales del bosque aún estando prohibido cazarlos. En la cocina gabonesa entra también la carne de monos, antílopes, pangolines, gatos salvajes, puercoespines, serpientes....
A diferencia de otros países africanos en Gabón he tenido que comer en más ocasiones en restaurantes porque encontrar un puesto callejero que sirvan platos típicos ha sido complicado en muchos lugares. La carta con los precios, se encuentran escritos en una pizarra o en la pared.
Por el corto tiempo que voy a estar pasando en este país muy poco podré escribir sobre los platos que estoy viendo o comiendo en la calle: 

Aloco - Banana o Plantain hecha al vapor o frita.
Batón de Mandioc - Mandioca al vapor embutida en hojas y prensada con cuerdas para darle forma de salchicha grande.
Bouie de Maís - Puré poco espeso de maiz que se toma caliente por las mañanas.
Boulettes en Sauce - Albóndigas en salsa.
Coupé-Coupé - Carne de vaca, cerdo o pollo troceado sobre un brasero, parrilla o plancha. El cliente se lo lleva en papel de aluminio o lo come ahí mismo en mesa y sentado en banquetas de madera. También se le llama así al puesto que lo vende.
Feuilles de Manioc - Hojas de Mandioca cocinada con cebolla, ajo, perejil, pimentón y pescado ahumado, acompañante de algunos platos.
Grillade - Parrillada (carne de vaca, cerdo, cordero, pollo o pescado), también llamado Coupé-Coupé por los cortes que se el da a la cerne concreta.
Languette de Viande Grillées - Porción grande de carne sobre un brasero, parrilla o plancha al que van troceando.
Nyembwé - Salsa hecha de la pasta al procesar (machacar y cocinar) la nuez de palma con cebolla y ajo.
Odika au Poulet Fumé - Pollo ahumado con salsa de odika.
Plaintain Bouíllíes - Banana al vapor.
Poulet Nyembwé - Pollo ahumado en salsa del mismo nombre.
Ragoût - Carne de vaca y verdura en salsa.
Sauce Arachide - Salsa espesa (o Manteca) de cacahuete.
Sauce Chocolat - Salsa o Manteca a partir del aceite elaborado al procesar la nuez del mango salvaje que principalmente acompaña al pescado. Llamada también Chocolate Indígena o Salsa de Odika.
Yembue - Espinaca con arroz, cebolla, guindilla, y aceite de palma.

Bebidas:
No puedo entender cómo esta gente puede estar desde primera hora de la mañana sentado en los bares bebiendo cervezas. O vino barato de mesa. ¿Quizás para llenar el estómago y no acordarse de comer? Pues una cerveza cuesta lo mismo que cualquier plato de comida en la calle. Lo mismo que pude observar en Guinea Ecuatorial.
La cerveza es la reina de las bebidas alcohólicas. Regab, la cerveza nacional y la más económica: desde 500Cfa. la botella de 750cl., que toman incluso sin enfriar. Al atardecer los bares se llena de gente, muchos con música muy alta. Charlan o bailan. Otros simplemente están sentados, solos, observando.
Los Zumos naturales son especialmente sabrosos debido a la cantidad de fruta que se puede encontrar durante cualquier época del año. El único problema podría ser el agua que utilizan y de dudosa procedencia.
El estracto de Ibiscus también es muy popular y se venden en botellas plásticas recicladas de refrescos de 50cl.. 


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